viernes, 30 de diciembre de 2016

DESEO PARA EL 2017


 Aquella noche el cielo estaba precioso. La plaza en silencio. ¿Había de verdad una guerra? ¿Era cierto que había hombres matándose entre sí? ¿Era verdad que Hitler, Mussolini y Franco habían propagado las fuerzas del mal por el mundo sin que las grandes potencias hiciesen nada para evitarlo? ¿Era cierto que se torturaba a la gente y se derramaban ríos de sangre humana y de lágrimas? ¿Podía ser cierto así mismo que existiesen los Mandamientos formulados hacía ya tanto tiempo de que los hombres deberían amarse los unos a los otros? Sí, todo eso era cierto, y también lo era la promesa de la paz, aunque con una condición: que fuera un presente "para los hombres de buena voluntad". 
 ¿No había pues ninguno? Había algunos pero no los suficientes. Una y otra vez grupos de seres humanos, hombres y mujeres de buena voluntad habían intentado hacer que el mundo entrara en razón por medio del amor y la solidaridad, y una y otra vez se les había perseguido o destruido por aquellos que hacían uso de la fuerza y no del amor, de la violencia y no de la razón. Así que, ¿qué deseos pediríamos? No hacía más que pensar en ello en aquella magnifica noche: nuestra primera Nochebuena en México. Si no se podía garantizar la paz a menos que hubiera hombres de buena voluntad y estos siempre habían escaseado, ¿para qué pedir lo que nunca lograríamos? ¿Nunca? Luego vinieron la guerra, las cárceles, las torturas y el derramamiento de sangre y lágrimas que continuarían eternamente...  
 Cuando me retiré de la ventana me fijé en el nacimiento con su pueblo y los pastores, los simpáticos rebaños de ovejas hechos de barro, los Reyes Magos con sus caballos y camellos, las montañas, todo ello gracias a la generosidad de Ceferino que intentaba hacer que toda la familia se sintiera feliz en aquella noche. De repente una idea me proporcionó cierto alivio. Habíamos empezado por el lado equivocado. Habíamos estado pidiendo la paz en lugar de pedir hombres de buena voluntad y tomé la determinación de hacerlo así en el futuro.
Rescoldos de libertad. Isabel Oyarzábal
Traducción de Andrés Arena y Enrique Girón
Ediciones del Genal



 Dejé parada la lectura de estas memorias de la malagueña Isabel Oyarzábal hace ya casi dos meses, al añadir a mi día a día las clases en el Grado de Fotografía de la Escuela de San Telmo, unos estudios que ocupan casi todo mi tiempo y que hacen que tenga algo abandonado este blog. El caso es que hace unas mañanas retomé Rescoldo de libertad, no queriéndole perder el hilo, y a las pocas páginas me encontré con el texto que acabáis de leer. 
 ¡Precisamente entre tantos mensajes de paz como recibimos en estas fechas navideñas! ¡Precisamente entre tantos conflictos políticos y tragedias mundiales! ¡Precisamente entre tantas historias penosas y seguramente evitables que continúan sucediendo a pesar de la evolución humana! 
¡Un párrafo de lo más oportuno!

Esta Nochevieja, cuando me coma las uvas al ritmo de las campanadas, pediré, igual que Isabel, "hombres de buena voluntad".


https://www.libreriaproteo.com/libro/ver/id/1803205/titulo/rescoldos-de-libertad.html


Isabel Oyarzábal Smith (Málaga, 1879 - México, 1974)
Fue una periodista, actriz, diplomática y una destacada defensora de la causa republicana y de los derechos de la mujer. Fundadora en Madrid de la revista La Dama fue autora también de obras como En mi hambre mando yo, El alma del niño, El sembrador sembró su semilla o El traje regional en España. Tras la Guerra Civil sufre el exilio, y se instala con su familia en Ciudad de México. Allí desarrollará una intensa actividad como escritora y conferenciante, realizando numerosos viajes a Estados Unidos donde tratará de desenmascarar la verdadera faz del régimen de Franco. Rescoldos de libertad es, sin duda, un testimonio descarnado de la vida de los exiliados en México, con un análisis certero de las causas de nuestra guerra civil que nos ayuda a comprender los trágicos sucesos que le tocó padecer a toda una generación de españoles progresistas.